El Vaticano, riqueza y contradiccion

“Mandenle saludos al Papa de mi parte”, comento Nadia la noche previa. Aunque sabemos que es imposible, uno piensa que va a la Basilica de San Pedro en el Vaticano a conocer personalmente a Benedicto XVI. ¿Qué hara todo el dia? ¿Trabajara? ¿Pensara? ¿Dormira? Mucho no entiendo su ocupación. Quizas a veces se expida en nombre de la religión sobre algun tema en particular. Sin embargo, no puedo dejar de imaginarlo en calzoncillos, con una Coca en la mano y mirando futbol comodo en su sillon. A mi me parece algo extraño, es posible que para otros sea una figura celestial.

Despertamos temprano a la mañana, sin darnos cuenta vamos a un nuevo pais, el mas pequño del mundo, dentro de una ciudad que no parece tener limites y no se sabe cuando entras y salis del mismo. Es el unico que tiene como idioma oficial el latin y cerca de 1000 personas de población total. Entramos al metro que esta cerquita del hotel y sacamos boleto que dice que puede usarse durante 100 minutos. Quedo la duda si podes tomar varios trenes en ese lapso, por eso pregunte a un hombre que estaba por subir y con un tono que parecio hasta ofuscado dijo que obviamente se podia.

Bajamos en la estacion de Plaza España, donde habia una linda plaza y unas cuantas escaleras para subir y apreciar un paisaje amplio de la ciudad. Tambien nos encontramos con algunas fuentes de figuras extrañas que largaban agua y podias refresacarte. De regreso al metro para continuar el camino nos dimos cuenta que nos habian indicado mal, era un solo viaje por boleto y tuvimos que sacar otro mas de un euro y medio cada uno.

En definitiva conocimos otro lugar, ahora ibamos directo al Vaticano. El subte estaba lleno, algunos guias con banderitas en las manos y decenas de personas siguiendolos. La estacion Ottaviano es la que te deja a unas pocas cuadras. Cuando salis te empiezan a hablar en todos los idiomas para llevarte a un tour. No fue necesario ya que los caminos son indicados a la perfeccion y ademas mientras hicimos la fila para entrar escuchamos a una señora que fue explicando con detalle cada sitio y encima en español.

Habremos estado 15 minutos esperando para entrar, nos revisaron la mochila como a todos, pasamos por un detector de metales y llegamos a la entrada de la imponente Basilica. Es enorme, esta rodeada de columnas y tiene mucha seguridad. En el medio hay una especie de Obelisco y a sus costados dos fuentes de agua que representan a dos santos del catolicismo.

Llegamos a la puerta y un hombre de seguridad la para a Tati para que se cubra las rodillas y los hombros. Tenia un solo pareo y no tenia como cubrirse todo. Debimos salir a comprar uno de Roma por una entrada especial y volver a ingresar. No es la unica, hace tanto calor que la gente se acerca en shorcito y musculosa y pasa por la misma situación.

Ahora si, una vez adentro la primera reaccion es mirar hacia el techo, tan alto y lleno de oro. Lo mismo sucede para cada lado que uno mire. Esculturas enormes, una riqueza que no tiene relacion alguna con los principios de igualdad y lucha contra la pobreza. Me pregunto donde estaran todos los que entraron, parecian miles y adentro la dimension provoca que haya cierta comodidad para acercarse a cada sitio.

Vimos la cruz de Jesus, una capilla llena de oro para rezar, la parte principal con velas, un obispo brindando unas oraciones y muchas cosas mas. Realmente no me gusto, por momentos me causo rechazo. No puedo entender como los italianos sostienen este lugar historico, no me imagino esta situación en Argentina, en plena crisis como vive hoy en dia la Union Europea. Ibamos a entrar al Museo del Vaticano, pero por la impresión que nos dejo sentimos que no valia la pena.

Seguimos caminando mientras nos ofrecían llaveros, paraguas, imanes y todo tipo de objetos para comprar. Con el mapa pudimos llegar a un lugar que me gusto un poco mas: el Castillo D’Angelo. En las orillas del rio, enfrente del puente que lleva su propio nombre y muy bien ciudado. En la perta habia una persona-estatua, o no se como se llama que daba miedo, con un arma en cada mano. Me causa gracia porque cada vez que Tati las ve acelera el paso y se pone atrás mio.

Nos perdimos por unas mini callesitas, angostas, casi sin veredas para buscar un lugar para almorzar. Algunos eran muy caros, otros de pizza que ya habiamos comido, hasta aparecio un Carrefour Express, pero entramos a una bodega que parecia tipica italiana. Pedimos unos sándwiches con bebida fria y comimos mirando los Juegos Olimpicos por la pantalla grande del lugar.

No dabamos mas fisicamente y el metro no llegaba hasta este lugar. Le pregunte al mozo de un bus y nos indico perfecto donde tomarlo. Era el 40 o el 64 desde la avenida mas proxima. Se puede subir de cualquier puerta, trasera o delantera da lo mismo. Nadie controla si alguien saco o no boleto. Lo extraño es que solo es con monedas y pagando con el cambio justo, no da cambio. Es todavía peor al sistema de Buenos Aires. Igualmente no vi a nadie sacar boleto, intuyo que tendran boleto semanal o mensual.

Bajamos en la Estacion Termini, la ultima del recorrido y caminamos hsta el hotel. Caimos en la cama y descansamos un rato. Por la tarde, cuando estaba por llegar el atardecer fuimos para el Coliseo nuevamente, queriamos verlo de noche y sacarnos fotos antes de irnos de Roma. Ya sabemos el camino hasta sin el mapa. Llegamos rapido, no habia tanta gente y la temperaura era ideal. Desde el puente mas proximo, desde enfrente, del costado, de todos lados para fotografiar al gran Coliseo que nos encanto. Incluso de noche prende algunas luces para disfrutarlo aun mas.

De regreso al hotel compramos una Coca grande, con Pringles, sándwiches tostados. Comimos, pude ver la victoria de las Leonas en la semifinal contra Gran Bretaña y la de la Generacion Dorada frente a Brasil por Internet. Ambas victorias para los mejores representativos argentinos de los ultimos años.

Ordenamos un poco, ya mañana dejamos esta ciudad que recomiendo no perderse a quienes visiten Europa, es inolvidable.