Te vi y me enamoré

Tratamos de no pensar en lo que viene, siempre disfrutar el dia a dia, porque sino nunca tenes tiempo de disfrutar el presente. Pero, ¿como hacerlo?, ¿Cómo evitar pensar que por la noche llegamos a la ciudad que, para muchos, es la mas linda del mundo? ¿Cómo no pensar en Paris, estando con Tati al lado? Es imposible, desde que nos levantamos se genero un clima de ansiedad permanente, incluso llegamos antes a la estacion de trenes y tuvimos que hacer tiempo mientras esperamos.

Un lujo viajar en el subte de Munich, nos dejo incluso adentro de la estacion a la 1 y el tren partia casi una hora y media después. Aprovechamos para almorzar, probe el famoso pancho de Alemania que esta mas cerca del chorizo que de la salchicha. Por suerte pedi el normal y evite el picante, no me imagino como podia llegar a ser.

El tren es muy superior al que nos trajo desde Praga, teniamos un viaje de tres horas por Alemania hasta llegar a la conexión con Francia. Viajamos prácticamente solos la mayoria del camino en la cabina para seis personas, siempre contra la ventana, enfrentados y con una mesa en el medio. Jugamos a las cartas, en realidad era un block de notas que transformamos para jugar a la “escoba del 15” y al “truco”. Gane en ambos, obvio.

En Mannheim esperamos al nuevo transporte. Cuando llego me sorprendio en primer lugar que era con dos pisos. Luego, el idioma frances que ya se empieza a sentir y lo que mas se disfruto el fuerte aire acondicionado. Nunca pense que iba a viajar a nivel terrestre a 315 km/h. Esa es la velocidad que iba, y no es que se movia mucho, todo lo contrario, ni se notaba. Es un placer cuando estabamos al lado de la ruta y pasamos a autos como si fueran conos. Por este motivo, cruzamos todo Francia tan rapidamente.

Llegamos con el cielo que se apagaba, en un lugar desconocido y fuimos para el subterraneo. Yo sabia que era la estacion Dupleix la que nos dejaba, pero es difícil encontrarla cuando son 15 las lineas que se expanden por toda la ciudad e incluso existen la 7 y 12 bis. Que placer pensar que te lleva a todos lados y el precio no es tan alocado: 10 boletos por 12 euros. Teniendo en cuenta el servicio vale la pena pagarlo. Las combinaciones son infinitas, ademas se puede unir con las lineas de tren que te llevan hasta los lugares mas lejanos como Disney y el Aeropuerto.

Tratamos de llegar primero al Museo de Louvre que los viernes son gratis, pero no pudimos. Mejor, porque vale la pena tener tiempo para recorrerlo, es enorme. Igualmente esta zona de noche, con las pirámides iluminadas, llenas de gente son un placer. Pense que iba a hacer mas frio, parece que nos va a tocar el fin de semana mas caluroso del año.

Combinacion entre la linea 1 y la 6 para llegar al hotel. La parada anterior a la nuestra el subte sale a la superficie y se aprecia a la izquierda la majestuosa Torre Eiffel, toda iluminada y mucho mas hermosa de lo que imagine. Que suerte que la tenemos tan cerca.

El hotel nos esperaba, sobre todo para dejar las valijas que teniamos encima desde temprano. La habitación esta bien equipada, con un balcon que por unos metros no tenemos la mejor vista que podriamos tener. Eso si, desde enfrente antes de entrar podemos ver a la Torre, tantas veces hasta cansarnos. Nos dimos una ducha y hablamos con las familias que, como nosotros, no pueden creer que estemos en Paris.

Era casi la medianoche, la tentacion pudo mas que la razon. Caminamos para la majestuosa, son solo una cuadras. Mucha gente vendiendo en las calles a los turistas. Nunca se siente sensación de estar inseguro, es otro mundo, se puede caminar por donde y cuando uno desee. Nos sacamos fotos de todos lados y tuvimos la mejor coincidencia que podiamos lograr. A las 12 la Torre empezo a hacer un juego de luces que nunca voy a poder olvidar, pareciera como que nos estaba esperando.

Volvimos y nos quedamos planchados, creo que soñe con lo que habia visto, increible, en mi vida pense que iba a ser tan alta y tan hermosa. Soy un afortunado de poder vivirlo con Tati.