lunes, 17 de septiembre de 2012

Paseo de compras


Maximizar el beneficio del descanso. Al mismo tiempo absorver el jugo de los incluido. Esta ambigüedad surge a partir de poner la alarma para ir a desayunar temprano y luego dormir una siesta hasta el mediodia. Estamos hechos tal para cual, con la mirada nos damos cuenta en que coincidimos en la mayoria de las decisiones, somos medio vagos pero después de dos meses de caminata intensa nada mejor que dormir hasta que la naturaleza lo decida.
Almorzamos en Mc Donalds, compramos un lindo regalo para Dani. Recorrimos un poco el shopping y fuimos caminando para la playa, lamentablemente ya habiamos desinflado los flotadores antes de tomar la decision de quedarnos mas tiempo. Tomamos sol hasta cansarnos y luego aprovechamos para caminar por la feria, donde adquirimos algunos regalos para llevar a amigos y familiares.
No es facil pasear por la calle con esta temperatura, por lo que en cada cuadra nos metemos en un local con aire acondicionado. Tati es compradora compulsiva, no puedo aburrirla en ningun momento porque sino decide ir a comprar ropa. Agrego otro jean, ojotas a la canasta y en mi caso incorpore una malla.
La tarde la pasamos en la orilla acostados contra una piedra para evitar la arena que con el viento nos pega en el cuerpo. Entro y salgo del agua, luego me ducho para sacarme la sal y repito el tratamiento hasta el cansancio. Esto es vida, diriamos en casa.
Se nota la llegada del shabat, la gente por ser viernes se retira temprano, los locales empiezan a cerrar y nos empezamos a preocupar por la cena ya que difícilmente haya algo abierto en la nota. Enfrente del hotel compramos un pote de helado para compartir, una Coca y Pringles para cenar. Fue lo mejor que hicimos, bien de gordos lo guardamos en la heladera y no se porque esperabamos una hora adecuada para comer y no sentirnos con algo de culpa.
Hicimos las valijas, ya habiamos hablado para dejar todo listo, abandonar la habitación y pasar el dia divagando por la ciudad hasta la noche, una tarea difícil. Por suerte el dueño tuvo muy buena predisposición para ayudarnos todos estos dias y nos dijo que después de desayunar dejariamos en una habitación las cosas. Fue difícil hacr entrar todo, pero finalmente pudimos y todo estaba cerrado antes de dormir, la ultima noche en una cama antes de las nuestras en Buenos Aires, es increible pensarlo de esta manera.

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