Dejamos
silenciosa y delicadamente la habitación donde estabamos, era bien temprano y
los chicos canadienses se habian portado diez puntos con nosotros. Pudimos
desayunar algo que habia preparado para todos los huéspedes antes de salir, ni
siquiera teniamos un minimo reflejo del sol por la ventana, era de noche
todavía y debiamos caminar. Sin embargo, tomamos un taxi ya que las valijas
estan cada dia mas pesadas y encima la de Tati sin rueditas.
En
la terminal de ómnibus nos encontramos con bastante gente que parecia haber
pasado la noche ahí. Rapidamente encontramos la plataforma donde salimos y
encaramos para este lugar. Por unica vez vimos que la gente marcaba los boletos
antes de subir. Sella el horario y la terminal para que después el inspector
corrobore la legitimidad de los mismos.
Arduo
viaje, con dos paradas obligatorias con cambio de tren incluido. Tati pudo
dormir casi en su totalidad y a mi me paso bastante rapido mirandola a ella y
en el fondo el paisaje que se nutre de montañas francesas, son los ultimos
minutos en este pais antes de cruzar a España. En un momento pasamos por un
tunel bastante largo y por el parlante nos anuncian que estabamos cruzando la
frontera. De Marsella a Montpellier, de ahí a Figueres y por ultimo a
Barcelona.
A
las dos de la tarde pisamos suelo catalan, todos los anuncios parece estar en
un español extraño, es que en realidad Catalunia es una de las regiones que
dividen a España. La bandera es diferente y hay carteles que piden una Nacion
propia. Barcelona es la capital de Catalunia y sorprende su eficiente sistema
de transporte y, sobre todo, la cantidad de turistas que hay de todo el mundo.
Según escuche un 90% de ocupación hotelera en todo el verano que ya esta
terminando.
Para
no perder la costumbre nos perdimos. Bajamos del metro y no encontramos la
calle del hostel. Tampoco nadie del barrio la conocia, estuvimos dando vueltas
durante un poco mas de una hora hasta que tomamos un taxi y nos dejo en un minuto.
Se nota la diferencia de precios que hay entre Francia y España desde el primer
momento, el primero es con Gran Bretaña de lo mas caros de Europa.
Parecemos
locos entrando con tantas cosas, cada uno su valija casi por explotar dos
bolsos en la mano y la mochila puesta. Nos llevaron a recorrer el lugar, es
enorme. Tiene comedor diario, grandes computadoras con Internet, una sala con
una pantalla grande que pasan peliculas, la cocina doble y todo decorado para
gente de nuestra edad. Nos ubicamos en el edificio de al lado, la idea es
perfecta, son departamentos con tres dormitorios y en cada unos duermen cuatro
personas. Entre todos compartimos el comedor, balcon y la cocina.
Nos
bañamos, descansamos y fuimos a recorrer por la zona donde estabamos. Caminamos
hacia la iglesia Sagrada Familia, con una arquitectura esplendida, tallada por
completo y es la cara visible de Barcelona, uno de los sitios mas importantes.
Vimos
caer la noche mientras paseabamos con una temperatura excelente y encontramos
un local que vendia valijas. Un chino con buena onda que nos vendio una muy
barata y enorme. La dejamos paga y la pasamos a buscar al otro dia. No teniamos
mucha hambre para cenar, habiamos almorzado a las seis de la tarde, decidimos
irnos a acostar tempranito para aprovechar al otro dia de la playa. A la
madrugada llegaron las compañeras de habitación, dos chinas insoportables que
prendieron la luz, se bañaron y no paraban de hacer ruido, todo lo contrario a
lo que vivimos con los de Marsella.
Apenas
sono el despertador nos levantamos, nos toco un dia increible, entonces nos
pusimos la malla, ropa ligerita y a la playa. Pasamos por el supermercado de
enfrente a comprar algo para desayunar y llevar. En la mochila estaba preparada
la lona y la toalla, pero era una verdadera incognita con lo que nos podiamos
encontrar. Tomamos el bus 92 en la esquina del hostel, preguntamos a dos
señoras muy amables y nos recomendaron que vayamos a la playa donde iban ellas,
una después de Barceloneta, la mas conocida. Las seguimos y llegamos.
La impresión que tenia era que iba a ser Mar del Plata, lleno de gente, con la
arena sucia e imposible de meterse al mar. Nada que ver, habian muy pocas
personas a pesar del dia, la arena linda y el mar es una pileta, hay olas
unicamente en la orilla y luego sin movimiento. Eso si, no es calida como
Mallorca o Ibiza, tampoco es fria, ideal para refrescarse cuando estas sofocado
de tomar sol. La tuve que meter a Tati a la fuerza, fue muy divertido, en un
principio sufrio y se trepaba por mi cuerpo para no mojarse hasta que se rindio
y nos metimos abajo.
No
hay sensación mas linda que estar mojado, acostado en la arena y tomando sol.
Ah, y me faltaba algo: con una Coca en la mano y viendo un paisaje de montañas
en el fondo.
Aguantamos
alrededor de tres horas, luego queriamos ir a almorzar y a caminar por el
centro. Comimos en un lugar que teniamos un 2x1 y compramos mas ropa. Ya queda
casi nada de liquidación, aunque continua siendo barato. Saludamos a Colon,
parado en el monumento al comienzo de la Rambla. Caminamos
hasta la Plaza Catalunia
y cuando ya era tarde pensamos en volver.
Ya
me duelen las piernas de tanto que caminamos, tomamos un yogur helado entre los
dos y volvimos con el subte. Es una costumbre llegar, tirar las bolsas y
desplomarse en la cama. Hicimos la valija nueva de Tati que parece explotar, me
da miedo pensar cuanto puede pesar y en solo dos dias nos tomamos el vuelo de
EasyJet que tiene restricciones, no se como vamos a hacer, prefiero no pensarlo
y no puedo.
Cenamos
unos fideos que preparamos nosotros y hablamos con las familias, pasada la
medianoche nos acostamos y dormimos. Continua el viaje todavía, quedan los
ultimos diez dias para disfrutar y mañana dejamos esta bella ciudad para ir a
Madrid. ¿Sera realmente como Buenos Aires como dicen? Veremos…
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