domingo, 29 de julio de 2012

El Shabat

By Ale... (Gracias)

La rutina cambió radicalmente el sábado. En realidad, ya desde el viernes a la tardecita nos dimos cuenta que el Shabat se iba a sentir, sobre todo en Jerusalén. El sábado entonces, comenzó de manera atípica. Por única vez en el viaje pudimos levantarnos a las 10.30, algo histórico. Esas horitas extras nos renovaron, y pudimos empezar el shabat con otras energías. Muchos de nosotros hasta resignamos el desayuno para poder estar un ratito más acostados. Mientras tanto, algunos recibían visitas de familiares dentro del hotel.

Para empezar la “mañana” (ya eran las 11 a.m.), tuvimos una pehulá  con Beto, el Moré Shabat. El juego fue uno de mis preferidos, una trivia. Nos dividimos en grupos y fuimos contestando preguntas sobre diferentes temas de Israel. Después de la competencia (donde, a pesar de correr siempre con desventaja, nuestro grupo se declaró ganador absoluto), almorzamos en el hotel. Gracias al aire acondicionado que nos acompañó durante la comida, pude (también por primera vez desde que estoy en Israel!), probar el falafel. Hasta ahora no había tenido el placer, porque el calor no me invitaba a comer otra cosa que no fuera alguna fruta, o algo fresco. Igualmente, según Danielle, (una de las jaialot), el falafel no era muy bueno… así que tendré que probarlo en alguna otra ocasión para dar mi veredicto.
Después del almuerzo, partimos  hacia el Museo de Israel. Fuimos caminando, porque al ser Shabat no se puede viajar en auto (entre muchas otras cosas). Así fue que, después de una calurosa caminata por las calles de la ciudad, llegamos a destino. Lo primero que vimos, nos impactó a todos. Una enorme maqueta de lo que era el Templo y sus alrededores se ubicada en el centro del predio. No tengo idea de las medidas, pero era gigantesca. Recorrimos el lugar, mientras Benja nos explicaba un poco más sobre la vida en esa época. Después fue el turno de visitar el Kneset (parlamento). Por supuesto, siempre caminando. Me quedé con ganas de entrar para verlo por dentro, pero… era Shabat, así que estaba cerrado. Nos tuvimos que conformar con verlo desde afuera, aunque de todas maneras era imponente. Lo vimos desde una pequeña plaza en la que se levanta un monumento en forma de Menorah.
La temática política predominó durante todo el día. Desde la ida al museo, se podían ver diferentes grupitos hablando sobre distintos temas. Así que el plan que nos esperaba acuando llegáramos al hotel no desentonó ni un poco. Marcelo, un periodista de Clarín que vive en Israel hace muchos años, nos estaba esperando para contarnos un poco sobre la situación que se vive en este momento en el país, y su relación con los países árabes, y con el pueblo palestino. Para eso, vimos también cuestiones históricas que nos ubicaron un poco más en contexto. Ahora puedo decir que se un poco más acerca de la diferencia entre Sunitas y Chiítas, o de los diferencia entre árabes y musulmanes.
Inmediatamente después, bajamos a cenar. En mi plato convivieron (como de costumbre desde que llegué acá), todo tipo de ensaladas, arroz, y POR SUPUESTO, Hummus. Estábamos todos muy cansados, pero la seguidilla de actividades igualmente siguió. LA pehulá de la noche significó una previa a lo que haríamos el día siguiente, la visita a Yad Bashem. Leímos algunas historias sucedidas en el holocausto, discutimos acerca de nuestros valores, y reflexionamos sobre lo que significaban las acciones llevadas a cabo por los Justos de la Humanidad, es decir, aquellas personas que durante la Shoá arriesgaron su vida y las de sus familias para salvar una vida.
Después de la actividad, lo único que necesitaba era bañarme. Después de una buena ducha, bajé al lobby del hotel. Ahí me encontré con varios de los chicos que estaban estrenando el Narguile que había comprado Martu el día anterior en el mercado. El shabat ya había terminado, también las energías se habían agotado. Y el día que nos esperaba a la mañana siguiente pintaba duro. Así que después de un poco de Narguile, unas manos de Uno, y una fiesta super fallida que nunca existió, volví a mi habitación a descansar un poco.

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