By Ale... (Gracias)
La rutina cambió radicalmente el sábado. En realidad,
ya desde el viernes a la tardecita nos dimos cuenta que el Shabat se iba a
sentir, sobre todo en Jerusalén. El sábado entonces, comenzó de manera atípica.
Por única vez en el viaje pudimos levantarnos a las 10.30, algo histórico. Esas
horitas extras nos renovaron, y pudimos empezar el shabat con otras energías.
Muchos de nosotros hasta resignamos el desayuno para poder estar un ratito más
acostados. Mientras tanto, algunos recibían visitas de familiares dentro del
hotel.
Para empezar la “mañana” (ya eran las 11 a.m.),
tuvimos una pehulá con Beto, el Moré
Shabat. El juego fue uno de mis preferidos, una trivia. Nos dividimos en grupos
y fuimos contestando preguntas sobre diferentes temas de Israel. Después de la
competencia (donde, a pesar de correr siempre con desventaja, nuestro grupo se
declaró ganador absoluto), almorzamos en el hotel. Gracias al aire
acondicionado que nos acompañó durante la comida, pude (también por primera vez
desde que estoy en Israel!), probar el falafel. Hasta ahora no había tenido el
placer, porque el calor no me invitaba a comer otra cosa que no fuera alguna
fruta, o algo fresco. Igualmente, según Danielle, (una de las jaialot), el
falafel no era muy bueno… así que tendré que probarlo en alguna otra ocasión
para dar mi veredicto.
Después del almuerzo, partimos hacia el Museo de Israel. Fuimos caminando,
porque al ser Shabat no se puede viajar en auto (entre muchas otras cosas). Así
fue que, después de una calurosa caminata por las calles de la ciudad, llegamos
a destino. Lo primero que vimos, nos impactó a todos. Una enorme maqueta de lo
que era el Templo y sus alrededores se ubicada en el centro del predio. No
tengo idea de las medidas, pero era gigantesca. Recorrimos el lugar, mientras
Benja nos explicaba un poco más sobre la vida en esa época. Después fue el
turno de visitar el Kneset (parlamento). Por supuesto, siempre caminando. Me
quedé con ganas de entrar para verlo por dentro, pero… era Shabat, así que
estaba cerrado. Nos tuvimos que conformar con verlo desde afuera, aunque de
todas maneras era imponente. Lo vimos desde una pequeña plaza en la que se
levanta un monumento en forma de Menorah.
La temática política predominó durante todo el día.
Desde la ida al museo, se podían ver diferentes grupitos hablando sobre
distintos temas. Así que el plan que nos esperaba acuando llegáramos al hotel
no desentonó ni un poco. Marcelo, un periodista de Clarín que vive en Israel
hace muchos años, nos estaba esperando para contarnos un poco sobre la
situación que se vive en este momento en el país, y su relación con los países
árabes, y con el pueblo palestino. Para eso, vimos también cuestiones
históricas que nos ubicaron un poco más en contexto. Ahora puedo decir que se
un poco más acerca de la diferencia entre Sunitas y Chiítas, o de los
diferencia entre árabes y musulmanes.
Inmediatamente después, bajamos a cenar. En mi plato
convivieron (como de costumbre desde que llegué acá), todo tipo de ensaladas,
arroz, y POR SUPUESTO, Hummus. Estábamos todos muy cansados, pero la seguidilla
de actividades igualmente siguió. LA pehulá de la noche significó una previa a
lo que haríamos el día siguiente, la visita a Yad Bashem. Leímos algunas
historias sucedidas en el holocausto, discutimos acerca de nuestros valores, y
reflexionamos sobre lo que significaban las acciones llevadas a cabo por los
Justos de la Humanidad ,
es decir, aquellas personas que durante la Shoá arriesgaron su vida y las de sus familias
para salvar una vida.
Después de la actividad, lo único que necesitaba era
bañarme. Después de una buena ducha, bajé al lobby del hotel. Ahí me encontré
con varios de los chicos que estaban estrenando el Narguile que había comprado
Martu el día anterior en el mercado. El shabat ya había terminado, también las
energías se habían agotado. Y el día que nos esperaba a la mañana siguiente
pintaba duro. Así que después de un poco de Narguile, unas manos de Uno, y una
fiesta super fallida que nunca existió, volví a mi habitación a descansar un
poco.
